jueves, 3 de mayo de 2007

Las Toreras

Olor a puchero y el Concierto de Aranjuez. El salón estaba tan oscuro en comparación con el resplandor de la plaza, puro cemento alrededor de un solo árbol, que, durante algunos segundos tras cruzar la puerta, no veía nada. Por eso, en lugar de los manteles de plástico, esos de a cuadros rojos y blancos, la barra cromada, las fotos en la pared y, sobretodo, la cabeza gigante de toro que dominaba la escena, lo que me quedó grabado en el subconsciente de esa primera vez, fue el olor a puchero y la música de fondo, el famoso concierto de Joaquín Rodrigo, que, por estar Aranjuez, sonaba en todos lados y a todas horas.
No puedo recordar el nombre del bar, todo el mundo decía “vamos a las toreras”, pero era uno de esos lugares en los que se podía almorzar un menú casero por menos de mil pesetas.
- El plato del día es Rabo de Toro, pero si no os gusta – a mí no me gustaba – os puedo traer una milanesa con ensaladilla rusa
La que nos toma el pedido es Lola, la menor de las cuatro hermanas. Debe tener unos treinta años y es más bien fea. El chandal que lleva no ayuda mucho. Se va con el pedido hacia la pared del fondo, en la que hay uno de esos ventanucos que comunican con la cocina, a través del que se puede ver la cocinera. Es Asunción, la mayor. Tiene treinta y siete años, pero parece de cincuenta. Lleva un vestido de vieja debajo del delantal lleno de lamparones. Luce cansada y asqueada, como si ya no soportara más el olor a fritanga de su propio pelo.
Detrás de la barra está Begoña, la segunda. Ella sí es bonita. Tiene el pelo negro negrísimo recogido en una coleta bien tirante. Carita limpia, apenas algo de rimmel, nariz respingona, y boca pequeña. La barra de bar oculta casi todo su cuerpo, sólo se ve la parte superior de un pulóver azul, un poco ajustado, que revela que la naturaleza fue generosa con ella.
Las tres vuelven su mirada hacia la puerta cuando ésta se abre. Me extraña ver la intensidad de la mirada de las tres, ¿odio? no quizá no tanto, celos con toda seguridad. La que está entrando es Carmen, la tercera. Suelta un “buenas tardes” dirigido a todos y a nadie a la vez, mientras camina decidida sabiendo que todas las cabezas de la concurrencia la siguen. Carmen llama la atención. Va, como diría mi tía Rosa, “muy extremada”, con un jean clarito ajustado una blusa que deja un hombro al descubierto, muy Flashdance, cabello rojo intenso y maquillaje muy agresivo. Hay algo anacrónico en el look de Carmen, como si se hubiera quedado anclada en los ochenta, pero parece que en este pueblo le va muy bien.
En la mesa más cercana al ventilador se sientan los habituales del lugar, alrededor de Paco, el patrón. El día de su boda Paco le dijo a su mujer “vamos a tener un hijo y va a ser torero”. Y empezaron a nacerle niñas Asunción, Begoña, Carmen, Dolores y por fin el heredero. Afortunadamente, sino Paco habría continuado bautizando nenas hasta terminar con el abecedario.
A los dieciséis, el Niño, porque así le llamaban todos, empezó a torear, cumpliendo el sueño de su padre. A los veinte dejó.
Miro de nuevo las fotos y los recortes de diario colgados en la pared. En todas el mismo muchacho flaco y narizón vestido de luces le sonríe a la cámara, en algunas pocas sosteniendo una oreja, en las más, sostiene únicamente la montera.
- Niño, ¡teléfono!
Alguien levanta la cabeza en la mesa de Paco. Es la misma cara de las fotografías pero sin la sonrisa. Se levanta, agarra la muleta de madera que estaba apoyada en la pared, y rengueando le da la vuelta a la mesa. Su pierna derecha termina un poco por encima de la rodilla.

17 comentarios:

Cinzia Ricciuti dijo...

Imagenes importantes, sentimientos apenas sugeridos pero que se respiran intensos.
El relato es muy bello.
Un saludo
Cinzia

Psicodélica star dijo...

Nada que ver con nada pero subastarán el bombín de Stan Laurel.

Leerlo me remontó a uste' y aquí estoy, escribiendo esta pavada.

lauruguacha dijo...

Bella descripción. ¡ Pobre el Niño!

Fodor Lobson dijo...

No jodas Fodor... ahora además de las chorradas a las que nos tienes acostumbrado, vamos a tener que aguantar tus recuerdos de juventud. Te estás poniendo viejo, macho.

FL dijo...

Cinzia,
me alegro que le gustara

Srta. Star,
Buena la información!. El origen de mi bombín también está en el mundo del celuloide, pero unas décadas más tarde que el de Laurel y el de Chaplin.

Uru,
sí, pobre. Pero también pobre el toro cuya cabeza estaba en la pared. No sabe ud. cómo me impresionó la testa esa.

Son of Dr. Lobo.
Si me sigues tocando los cojones, voy a empezar a hacer terapia y en unos meses DESAPARECES CHAVAL. O sea que mejor hacé buena letra.

Subjuntivo dijo...

Si le hecha un vistazo a PTM sabrá lo que pienso del toro y del niño.


No me dirá ahora que el sombreritus en por Steed, no?


Salut,
S.

FL dijo...

Totalmente de acuerdo Don S.,
Recuerdo cuando el marido de la Pantoja, un famoso torero (Paquirri), murió por una cornada, el comentario del momento era: "una corrida que terminó 6-1 en lugar del 6-0 habitual". En otro post ya hablaremos de las costumbres o ¿tradiciones? en las que torturan a pobres animales.
P.S. no, el sombrerito no tiene que ver con Mr. John Steed...

Cuni dijo...

Ay!, qué terrible. La historia es en sí terrible y la forma que elegiste para hacerla intensifica el drama. Me gustó, no me esperaba ese final, me gustan los finales tajantes e inesperados. Saludos

gerund dijo...

no, el sobrerito viene de la cosa cabaretera de come taste the wine, come hear the band... :P

por lo demás, muy bonito el recuento, más allá de que ya sabemos lo que pensamos de los toros en la comunidad vegeto-bloggeriana, jijjiji-

besines

(y, eh, tu, hijo de Lobo, vete con tus chorradas horteras y cutres a molestar a otros lares!)

(jajajajaa)

FL dijo...

Cuni,
qué bueno que le gustó!
Parafraseando a Apu
"Gracias, vuelva prontoss!

Gerund,
jejeje, Ud. ya hace rato que le pilló la onda al blog, eh, picarona?
Ah, y gracias por ayudarme a poner a raya a este son of a... lobo.

A.C. Oliver dijo...

Muy torera la historia. Me gustó mucho el detalle de las chicas del abecedario A,B,C,D...
Esta bien encontrar una comunidad de gente anti-toreo. Yo, que no me gusta ni un pelo la "fiesta" de los toros y mucho menos la tortura y muerte de ningún animal, (salvo en el caso del señor De Juana) me declaro también Vegeto-bloggeriano.

A.C.Oliver, vegeto-bloggeriano un tanto omnivoro...

gerund dijo...

my pleasure (aunque debo admitir que me parece que el hijo lobizonesco se llevaría de pelos con la maleïda -está bien? salió de un traductor instantáneo...-).

silvia camerotto dijo...

lo empecé a leer. lo imprimí para leerlo mejor en mis pocos ratos libres.
cuánto dice usted, fodor. cuánta falta nos hacen las palabras.

FL dijo...

ACOlivier,
¡Todos en contra de la fiesta de los toros... y Olé!
(plop)

Gerund,
Maleïda, ¡está perfecto! Sí yo creo que harían buenas migas, aunque se la pasarían peleando.

Síbila,
Parafraseando de nuevo a Apu: Graciass, vuelva prontosss

Ana C. dijo...

Me encantó. Todo el ambiente de ese pueblo se balancea entre la decadencia y la lástima y usted le da el final tremendo que se merece. No sé por qué se me había perdido hasta ahora.

Cassandra Cross dijo...

quiero más!

FL dijo...

Ana C,
Igual le recomiendo una visita a Aranjuez, Ud. que está en las Europas. Si alguna vez visita Toledo, pase por Aranjuez que está en la ruta a medio camino desde madrid.

Cass
hummm, lo pensaremos jejeje