Breves desde Lima

• Estoy en Lima. Por trabajo. En una zona que se llama San Isidro y que se ve bastante residencial, linda, limpia y totalmente ajena a la realidad socioeconómica del país. ¿curioso no, me recuerda al de otra capital sudamericana? No sabía nada de San Isidro, del santo quiero decir, excepto que es el patrón de Madrid (pronúnciese, por favor, Madriz). Güiquipedié y resulta que estaba casado con Santa María de la Cabeza (demasiados chistes) y fue padre de San Illán. Tanta acaparación santística no puede ser casual.
  
• La avenida en la que se ubica mi hotel se llama Libertadores. La calle paralela a Libertadores se llama Conquistadores. Supongo que las hicieron paralelas para que no se cagaran a piñas.
• Jamás me cansaré de la comida peruana. Rico rico rico. Me estoy llenando de cevichitos, tiraditos y marisquitos.
  
• Hoy tenía (bueno, yo creía que tenía) una cita a la una y media, y me iban a pasar a buscar por el hotel a las doce y media. Me clavé una espera adicional de dos horas (que aproveché para comer, como no). Todo bien con la suavidad del castellano que hablan los peruanos. Muy lindo. Al fin y al cabo el pelotudo soy yo por confundir trece treinta (13:30) con tres y treinta (3:30) y doce treinta (12:30) con dos y treinta (2:30). Me estoy poniendo viejo.

P.S.: pasen por malas ondas. No, no es una invitación, es una orden. Y no me lo hagan repetir dos veces.