Mi vecina Lina
por Fodor Lobson
Lina vive en uno de los departamentos de una pieza del edificio, en el 39 concretamente. Hace unos días a hurtadillas y cámara en mano saqué una foto de su puerta para usar la imagen en FB por mi veintidicinueveavo cumpleaños. A hurtadillas por las dudas, Lina está loca. Cámara en mano, porque si no ya me van a decir como cornos iba a sacar la foto.
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Igual que Lacremi, Lina tiene todos los años del mundo y está muy sola, la única familia que le queda es un hermano en Rosario a quien hace años que no ve. La vida la golpeó no sólo con la viudez si no con la terrible experiencia de la muerte de su hija, hace quince o veinte años, aunque relacionar su locura con ese hecho sería pura especulación ya que eso sucedió antes de que yo me mudara a esta parte del mundo.
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La locura de Lina se manifiesta en forma de gritos. Desde le interior de su casa grita cuando hay barullo, especialmente cuando alguien golpea la puerta de la casa o del ascensor. Ya estamos acostumbrados, acción y reacción, si corre zonda y cierra con estrépito una puerta, acto seguido escuchamos a Lina putear por encima de los 80 decibeles.
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Y todo eso sin salir de la casa. Lina apenas sale de la casa, especialmente en invierno. En verano sí, en verano, baja al portal a que le toque un poco el sol y a putear a la gente que entra y sale del edificio. Cuídense de ella. Como toda señora mayor que se precie no debe medir más de metro y medio de altura. Cabello relativamente corto completamente cano, anteojos de culo de botella y un bastón. Repito, cuídense de ella, y sobre todo del bastón; no sólo lo usa para andar, si no que lo esgrime como arma ofensiva con tal habilidad, que si Zhang Yimou la viera, la incluiría en su próxima película. Más de un amigo que ha venido de visita ha recibido un bastonazo por la simple razón de parecerle sospechoso a Lina.
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Con lo dicho hasta ahora, se podrán imaginar que a Lina casi todo el mundo le cae mal, aunque su odio más visceral lo vuelca contra el portero a quien detesta por algún pleito pretérito que desconocemos. Tal es así que durante la Guerra de los Administradores, Lina eligió un bando basándose únicamente en que era el bando contrario al que pertenecía el portero.
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Nótese sin embargo que dije odia a casi todo el mundo y por alguna extraña razón yo pertenezco a la selecta minoría que le cae bien. “Mi franchute” me llama cuando me la encuentro en el portal, probablemente porque "franchute” es lo más parecido a catalán que Lina puede procesar. Me toma del brazo y me pide que la acompañe hasta su casa, para tener alguien con quien hablar un rato y así descansar de su trabajo de cancerbera bastoneadora.
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La primavera ya está acá, cualquier día de estos Lina sale de nuevo al portal… “Acá está mi franchute, ¿Cuándo me llevará usted a Rosario en ese auto suyo?”
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9 comentarios:
Ahá...
¿Con la primavera vuelven también los posts de verdad, o va a contarnos sobre los otros 36 vecinos..?
:p
S.
shhhh
no me deschave, yo que creía haber encontrado una mina de oro en el edificio
=P
Guau. Y yo que me sentía afortunado por vivir en tierra. Pero igual los vecinos detestables sobran.
Parecida a esa tal Lina en mi barrio vive Mabel, alias "La huérfana". Otra vieja loca. OK. Su única familia era su madre, que murió hace como 10 años (o más) y todavía se la puede ver de negro andando por ahí.
Lo diferente es que es buena, pero buena pesada, no buena copada. Algo así como Lina con usted.
en 10 años más su Mabel se convierte en una Lina... y si no, al tiempo
=P
pero usted tiene pint de franchute, eso sin dudas. de ahí debe de venir el apodo...
:)
Pobre Lina, llévela a Rosario en ese auto suyo... Quién le dice: por ahí un día de estos hereda el bastón.
Ge,
quelle horreur!
Abelez
si heredo el bastón, me consigo un frasco de vicodin, y un cerebro como la gente y ya tengo de qué ir disfrazado en carnaval.
¡Una ternurita!
Avise si viaja con Lina, que Rosario siempre estuvo cerca (¿?)
Abrazo
Kaitos, estimado
¿es usted rosarino?
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