lunes, 20 de septiembre de 2010

Septiembre en Europa. Entrega 3: la aburrición del Primer Mundo

por Fodor Lobson

Ésta no ha sido mi primera vez en Munich, lo conocí en 1990 ó 1991 en uno de esos viajes de tren y albergue que hice durante los años de Universidad. Lo que me sorprendió más es que en estos 20 años la ciudad no ha cambiado en absoluto. Inmóvil en el tiempo, lo único que la diferencia son los modelos de los autos que se ven por la calle, y hago hincapié en la palabra modelos, porque las marcas siguen siendo principalmente Mercedes y BMW.

Lo que tampoco ha cambiado es la forma de ser de los alemanes. Lo tienen todo tan organizadito. Hace 20 años, leía con ilusión (entonces yo estudiaba alemán) los carteles en las escaleras mecánicas del subte “Links gehen, rechts stehen”, es decir a la izquierda se camina a la derecha se está parado. Ahora ya ni siquiera están esos carteles, pero los teutones, con la obediencia genéticamente implantada, si se van a quedar parados, se ponen a la derecha para dejar la izquierda libre a los que tienen más prisa.

En las veredas y cruces tienen bicisendas, que uno, como peatón, debe respetar religiosamente, para no arriesgarse a que, como me pasó a mí que me quedé papando moscas en medio del carril de bicis y una señora a dos ruedas me puteó como si le hubiera desflorado a la hija. Hasta cierto punto es lógico, ellos están acostumbrados a vivir en ese mecanismo de relojería perfectamente ajustado, y si uno llega y les rompe los esquemas, pues no les gusta.

Una de esas preguntas sin respuesta que me rondaron por la cabeza estando en München es ¿Cómo es que no se reportan más casos de atropellos de turistas alemanes en la Argentina? Porque allá (por Alemania) en cualquier cruce sin semáforo cualquier auto te cede el paso, cosa a la que uno no está muy acostumbrado…

Hasta acá ¿les parece que estoy haciendo propaganda pro-germana? No se confundan, queridos, a lo largo de estos días bávaros he recordado por qué me fui de Europa. Me tiene podrido tanta corrección, tanto mecanismo de relojería, y sobre todo, tanta mala onda de la gente, porque la gente anda todo el día con cara de culo, y te atienden en los sitios con cara de culo, de forma correcta, pero sin un asomo de sonrisa. No, no, esto no es para mí. Muy rica la cerveza, pero no, gracias.

10 comentarios:

Ana C. dijo...

Vamos, que España no es Alemania (aunque Cataluña se le acerque :-P)

Nina Regina dijo...

A veces me pregunto si no hay un pequeño goce en seguir las reglas, convertirse en un mecanismo de relojería que encastra perfectamente con los demás. Me lo imagino como un renunciamiento, un abandono de la pelea y me suena que podría gustarme, aunque claro, no conozco nada de eso, habiendo vivido siempre por estos lares.
Salud!

Fodor Lobson dijo...

Ana C.
jajaja, quizá sí que Catalunya se acerca a Alemania, aunque para mí no es algo positivo =(
Pero hay un (o varios) lugar en el mundo para cada uno. ¡Algunos hasta se van a vivir a Bélgica! =P (por cierto la semana que viene ando por Willebroeck)

Subjuntivo dijo...

Momento, momento...

Que tengan esas cosas, como la de la escalera, que es genial, que debería ser de sentido común, que tanto lo han aprendido que ya ni cartel necesitan, etc, es genial, no jodamos. Si tienen concienia del prójimo o lo hacen de pacatos es un problema de ellos, pero está genial.

Si tienen cara de culo, está mal. Pero acá también tenemos cantidades de gentes de esas, y de mierda. Pero que ni siquiera copmensan haciendo las cosas a lo relojito, o cediendo el paso, o frenando en el semáforo (aunque este esté en rojo)

Ahora, si eso hace de la ciudad una cosa aburrida, y en la ecuación final a uno le parece esta bendita tierra mejor para vivir, conforme. Pero no vamos a tirarles tierra por hacer las cosas bien, vamos..!
Decía un viejo jefe mío: no conviertas lo bueno en malo.

Ah, y además de la cerveza, si no me contaron mal, las alemanas tienen muy buenas tetas.


S.

Fodor Lobson dijo...

Subjo,
jajaja, le concedo que hay cosas de educación y respeto que están buenas, al fin y al cabo tampoco voy a gataflorear tanto (acá me quejo porque la gente es cívica y allá por que no lo son).

Pero lo de la cara de culo, sí, eso sí que tiene peso. Porque claro que en BsAs hay gente que te atiende con cara de culo, pero en Alemania, casi todo el mundo tiene cara de culo. Imagínese vivir así todos los días. Además de cara de culo, son soberbios y algo xenóbobos (tratan a cualquiera que no sea alemán con cierto desdén, educado pero desdén al fin y al cabo) y muy insolidarios (te podés estar muriendo en la escalera del metro y lo único que les preocupará es que no te mueras del lado izquierdo para que no interrumpas el flujo de gente).

AEZ dijo...

Oiga, no sea exagerado: la cerveza debería emparejar un poco la balanza.

Fodor Lobson dijo...

apenitas, Abelez, apenitas

Cassandra Cross dijo...

Yo por esa cerveza, te hago una sonrisa que mirá... no hace falta que nadie en Múnchen sonría por unos cuantos años.

Fodor Lobson dijo...

jajaja, capaz que con esa sonrisa hermosa de usted, los muniqueses tienen una sobredosis de alegría

Clari dijo...

que lindo es juntarse con amigos a tomar una rica cerveza no? ahora que tengo pensado viajar a Los Angeles por trabajo por 6 meses tengo que hacer una despedida con ellos. podemos comer una rica picada y tomar algo! será divertido pero espero no ponerme triste por por despedida