Dr. Fodor vs Ing. Lobson

Cuando yo era pequeño quería ser médico, más específicamente, quería ser cirujano. En algún momento del secundario, me incliné por la química, y después, ya en la universidad, por la ingeniería química, pero todavía me pregunto ¿qué tipo de médico hubiera sido yo?.
Nunca me han sometido a una operación y nunca he estado internado en un hospital, por lo que todos mis conocimientos de ese universo vienen de las series de TV.
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La primera serie de médicos que yo recuerdo haber visto fue MASH en TVE. Los pocos recuerdos que tengo son que nos matábamos de la risa con las canchereadas de Alan Alda, o el erotismo castrense de Loretta Swit, cuyo apodo se tradujo en la península como “Morritos Calientes”.
Corría el año 1986 cuando irrumpió en mi vida A cor obert (St. Elsewhere), emitida por TV3, Televisió de Catalunya. Ésta iba más allá de las peripecias de los médicos de campaña, era una serie de hospitales, un drama, en el que los médicos tenían virtudes y defectos, cometían errores, se acostaban entre ellos, etc etc etc.
Cuando A cor obert dejó de emitirse, pasaron varios años de vacío hasta que en 1995, más o menos, llegó Urgencias, que no era otra que la traducción spanish de ER. Por supuesto ER me siguió a este lado del Atlántico durante muchas temporadas, pero en los últimos dos o tres años se ha visto desplazada por la nueva avalancha: Scrubbs, Grey’s Anatomy y Dr. House (me permito el lujo de no incluir CSI, no es que discrimine a los forenses, pero es una serie más policial que médica).
Todas son buenas series que sigo religiosamente, Scrubs con su tono de comedia, Grey’s Anatomy con los conflictos personales siempre de fondo y Dr. House, que es un espléndido homenaje a Sherlock Holmes.
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No voy a llegar al extremo de un amigo, que sostiene que tras todos estos años de ER, podría realizar una operación a corazón abierto, pero al menos aprendí lo que es una punción lumbar, una RMN, una biopsia, intubar, punto de cadeneta, … Gracias a todas estas series me hago una vaga idea de cómo hubiera sido mi vida si mi vocación no hubiera dado ese giro inesperado en mi adolescencia… y he llegado a la siguiente conclusión … ¡Zafé!