Neu 2 - La secuela

Anoche no nos acostamos muy tarde, entre la una y las dos, por lo que a las diez de la mañana, presintiendo el frío que hacía del otro lado del plumón verde manzana, en lugar de saltar de la cama, decidí primero abrir un ojo.

E inmediatamente abrí el otro para encontrarme con ésta imagen insólita del balconcito de la pieza y los árboles de la plaza. Sí.

Esta vez sí, a diferencia de la anterior, esta vez los copos sí eran grandes, y la nevada en la ciudad duradera.

Tras un desayuno observando la nevada a través del ventanal del balconcito del living, que es gemelo del de la pieza, pero sin la mesita y las sillas de caña, salimos a recorrer en auto la ciudad y al parque, dónde, como tantos otros mendocinos, nos pasamos toda la mañana haciendo fotos y videitos, jugando con la nieve, con esa alegría que produce siempre ver el manto blanco, en especial cuando es inesperado y poco habitual.

A medio día dejó de nevar, salió un poquito el sol y poco a poco la nieve se fue fundiendo, hasta que los paisaes urbanos han recuperado su aspecto habitual, pero con una luminosidad distinta, como si los colores se rebelaran contra la blanca uniformidad que durante unas horas los confundió.

Queda el recuerdo, las fotos, y la esperanza de que quizá esta noche vuelva a producirse el milagro.