Jueves Lupinos: Pringaos en camiseta.

Pasado ya todo el revuelo levantado por el imbécil del sombrero de copa, os doy la bienvenida a la segunda edición de los jueves lupinos, mi espacio en el blog de Fodor.

Siempre he creido que a los gilipollas la cara los delata. Hay algunos pocos que disimulan con la cara, pero luego abren la boca y ¡zas! y te dices a tí mismo, este capullo es un primo de la hostia.

La cosa es que si no abren la boca no te enteras de que son unos pringaos. Pero tranquilos, que ya encontraron la solución. El truco del almendruco es ponerse una camiseta que tenga estampada una frase ¿ingeniosa? o ¿divertida?, y así sin decir ni pio, todos nos cuescamos que el tío en cuestión es mamón de tres pares de cojones.

Porque si el asunto es ser original.... porque coño llevas una camiseta con una frase que pensó otro. Si me dijeras que se te ha ocurrido una frase cojonuda a ti solito y has cogido un rotulador y la has escrito sobre esa triste camiseta lisa que te parecía medio ñoña, pues está todo bien, colega, pero si estás comprando la originalidad del otro, lo único que pones de manifiesto es tu propia pringadez atómica.

Expresar la propia individualidad con el vestuario es algo que hacemos todos, pero sutilmente. La gracia del asunto es que los demás deduzcan algo de nuestra personalidad por nuestro estilo, por ejemplo qué tipo de música nos gusta o cuál es nuestro estado de ánimo del día, si por ejemplo utilizas colores tristes o vas todo guarro. No insulteis la inteligencia de los demás con esos mensajes directos, dejad algo para la perspicacia del prójimo